Una joven, dos jóvenes y más....

(Esta Carta la escribí en diciembre de 2007. Conocí a un persona que cimbró mi vida. Hoy agradezco ese detalle que -igual y ni se enteró- determinó estos últimos años de mi existencia)

10 12 2007

Carta de Xalapa

Guillermo Manzano



El maestro Ernesto de la Peña  se lamenta de la ignorancia de los jóvenes. De hecho, dice que la falta de sapiencia juvenil lo deprime. Los ubica en un rango concreto de edad: menor de 23 años. El maestro es duro con los jóvenes. Él sabe lo que dice. Es un sabio. Un filósofo de la vieja usanza. Un amante del conocimiento y de la lengua. De hecho, creo que pocos seres en el mundo son capaces de comunicarse en 32 idiomas diferentes.

En abono de la juventud puedo decir que, quien generaliza absuelve. Lo digo con base a la aproximación cotidiana que tengo con los jóvenes. Cierto. La mayoría se comunica en monosílabos, son ágrafas y crean metalenguajes que empobrecen el idioma. ¿Pero que joven no es maleable por los medios de comunicación masiva?

Quizá por eso me entusiasmo cuando encuentro personas menores de 23 años que establecen diálogos inteligentes y críticos. Reconozco que no son muchos los que conozco, pero el hecho de saber de la existencia de ellos, para mí, es más que suficiente para alegrarme y creer (sólo creer) que nuestra especie tiene futuro. Y no me refiero a los genios y estrellas del deporte fabricados mediante patrocinios y voluntad propia. Hablo de los anónimos. De los que se comprometen por causas sociales y académicas con el desenfado y frescura que la propia edad propicia.

Algunos contemporáneos piensan que si les decimos a los chavos: ‘no tienes ni puta idea’, la respuesta sería un cuestionamiento: ¿qué es idea? Pero no es plenamente cierto. Hace poco me topé con una de estas joyas juveniles. Preservo su anonimato y la llamaré ‘X’. Estudiante de psicología, 21 años y con todas las dudas e incertidumbres que puede tener cualquier mujer de su edad. Durante horas he podido platicar con ella de diversos tópicos. Tiene un poder irónico en el lenguaje que ha veces cala con sus comentarios. Confieso que me asombra la capacidad de síntesis que tiene y la sensibilidad que muestra ante ciertos hechos.

Con el desenfado que dan sus años, es capaz de destrozar la reputación de algunos de sus docentes al mismo tiempo que, se siente conmovida por un poema de Otto René Castillo.

Resulta obvio decir que, las percepciones del mundo entre ella y yo, muchas veces son opuestas. Normal, diría el fiel lector. Pero lo que no es normal es la cantidad de asuntos en las que convergemos y estamos de acuerdo. Ver la vida a los 21 años muchas veces puede resultar ocioso. A esa edad se vive, no se observa.

Debo aclarar, en beneficio de mi musa descarriada de esta columna, que no es un personaje extraído de la ficción. Vamos, una nerd o heredera de la Generación X. Simplemente es una chava comprometida con su tiempo, su entorno y su quehacer. Eso la hace diferente a muchos pero a la vez la iguala con sus pares. Contradictorio. Sí. Pero que vamos a hacer, la vida es una paradoja y a veces ni cuenta nos damos de ello.

Por eso, por primera vez, discrepo del maestro Ernesto de la Peña. Por años he sido acucioso lector de sus escritos. Creo, como acto de fe, que los jóvenes simplemente tienen otro ángulo para acercarse a la vida y al conocimiento. Ellos son, finalmente, los próximos guías de este país en el presente siglo. Nosotros, sólo somos ya, una generación de transición entre siglos y milenios. No más.

PD. Ayer falleció el maestro Dagoberto Guillaumín. Decano del teatro veracruzano y nacional. El mundo de las artes y, en particular del teatro está de luto. El maestro dirigió durante los últimos años de su vida la compañía de Teatro Ambulante, de la Secretaría de Educación de Veracruz. Compañía hecha para llevar el buen teatro a estudiantes de educación media y media superior. En los últimos años trabajaba con autores rusos de principios del siglo pasado. El maestro fue fundador de la facultad de teatro de la Universidad Veracruzana. Hace un año, el 27 de marzo, Día Mundial del Teatro, amigos, colegas, discípulos y gente que lo quería le rindió un homenaje por su trayectoria en las artes escénicas. Descanse en paz. El espectáculo debe seguir.

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