Mentiroso

(Tomado de Reforma)


Froylán M. López Narváez

25 de enero de 2012

Las imputaciones y consejos son directos, personales. Frontal, publicitadamente, la señora Maritza Díaz Hernández acusa de mentir a Enrique Peña Nieto sobre la protección que afirma haber dado a un su hijo e igual sobre la paternidad de otros niños fruto de sus espermas. La divulgación está en una página de Facebook, para el que lo quiera saber. Derecha la flecha.

La mujer efímera del atlacomulca le aconseja: "Piensa que la Presidencia dura sólo 6 años, tus hijos son para siempre y estás dejando huella de todo lo que haces y dices (bueno, tanto como huella de todo...). A ellos no los engañas, ellos saben y se dan cuenta de muchas cosas, aunque tu salgas y digas otras". Contó el lunes temprano.

Maritza duda que el precandidato poco letrado haya propiciado únicamente 6 hijos. Es que la señora cree, con otros, que Enrique ha mentido, como en su último Informe de Gobierno. Y aunque alardeó que todo lo que promete lo cumple, no hay verificación de que, en efecto, haya cumplido sus ofertas de cuando era candidato a gobernador. Eso es un candidato, un prometedor. Cumplidor de todo nunca; lo que puede y quiere, con lo que no engañó o pudo cumplir. Candidato: prometedor, prevaricador. De otro modo la gente no se alborota, no confía, no sigue. Pero se sostiene, como ahora en el DF, que MM además de ser "el bueno", es bueno, honesto, cumplidor.

No hay corroboración convincente, muy difundida, de los dichos y acusaciones, de la mexiquense en contra del (pre) candidato priista. Mentir en asuntos carnales no es causal de pérdida de registro. Mucho menos de descalificación abierta de partidarios. La búsqueda de poderes es señalada como compensación de carencias o desastres infantiles o juveniles. Quien más quien menos, en los foros de gobiernos, se ha empeñado en alguna conquista o disfrute de caricias íntimas, así sea breve, no conyugalmente. Ya se divulgó cómo el rey actual de España ha sido cusco...que si la Montiel, que si una que otra condesita, dice una señora en un libro reciente. Político igual a querendón. No pregunte en torno a mediólogos o comunicadores.

Por lo demás, no se trata de "satanizar" el erotismo de nadie, como ha ocurrido; "(la sexología existencial-humanista) es un estudio científico de la sexualidad centrado en la persona...una visión crítica y propositiva para abordar respetuosamente las distintas sexualidades de las personas, con sus peculiaridades, sus cambios y sus conflictos", advierte un sexólogo cauto.

Este asunto atrae, es de suponerse ahora más en áreas del morbo y el chisme, porque se imputan mentiras e irresponsabilidades paternales; al tiempo que el PRI propaga oferta de cuidado a los recién nacidos, a su futuro. Sus publicistas, lo mismo que los de los opositores, no se estiman respetuosos, verídicos, de buen gusto o algo semejante, sino que promueven emotividades, sensiblerías y sentimientos. No se les pide escrúpulo, veracidad, a publicistas. Se les suele pedir impacto, conmoción, llamados de atención, afamamiento, menciones.

EPN ha reconocido paternidades. Ha tenido vástagos, confiesa, en tiempos de crisis con su primera mujer. Tampoco hay noticia de que existe una comisión o aparato partidario, peñista, para cuidar la honra pública e íntima del joven mexiquense aspirante al reino de los cielos y de los suelos, pues en el mundillo político, lo mismo ocurren ascensos que azotones. No es referida camarilla de consejeros o documentalistas íntimos de políticos. Algunos tienen buen tino, probablemente eficaz, de revisarse psicoanalítica, psiquiátrica, psicológicamente, igual que otros ciudadanos que no padecen manías de poder.

El rencor y la venganza, también el ánimo justiciero o verista, brotan cuando menos se espera. "Enrique tienes 4 hijos, no 6; tienes 3 hijastras, por consiguiente eres PADRASTRO (sic); tus otros hijos tienen 3 hermanastras, 1 madrastra y 1 medio hermano...ya sé, aquí también cambiaste la metodología, verdad?...Ya madura". La réplica que ha sido emitida en tono a este asunto irritante y triste (en tanto que puede haber criaturas menospreciadas) habrá de extenderse con verdad, respeto, franqueza.

Un resbalón más en afirmaciones públicas, mentiras, es oneroso por olvidos y desdenes reconocidos tardíamente y por denuncia de agraviada, que no se admiten, no sin dosis de hipocresía en quienes se enteran de estos affaires. En las alas del placer y Resignificar lo masculino, del sexólogo David Barrios Martínez (Vila Editores, 2005 y 2008), se donan informaciones y criterios para no incurrir en farsas inculpatorias.

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