A Pie de Calle: Dónde estarán…




Guillermo Manzano

Pablito Milanes se cuestiona la existencia de amigos y amores del pasado en una canción que acompañó a muchos en aquellos años idos. ‘Cuanto gané, cuánto perdí’ es su título.
‘Donde estarán los amigos de ayer, la novia fiel que siempre dije amar. Dónde andarán mi casa y su lugar, mi carro de jugar, mi calle de correr’, versaba Pablo.
Muchos, con guitarra de palo en mano, repetíamos en unas muy malas versiones la canción. Éramos unos pubertos que pretendíamos tener pasado y añorar lo que aún no se dejaba. Eran años de ‘la revolución’, de ‘la compañera’, de ‘la causa’, de ‘el boteo’, de Benedetti, de trovas y canto nuevo, en fin, eran años de sueños e ilusiones (como dijera Silvio).
A la distancia pienso que los cuestionamientos de Pablo han dejado de tener cierta vigencia, como que han perdido un poco de esa ‘verdad absoluta’ de antaño. Dije ‘un poco’.
Foto tomada de internet


Hoy, con sólo poner el nombre del amigo ‘perdido’ en el buscador del internet es muy posible que lo encontremos. Lo mismo podemos hacer con ese amor juvenil y darnos cuenta de lo idiota que fuimos o de la suerte que tuvimos al no echar raíces con esa mujer. Todo depende del gusto y la estética individual que se adquiere con el tiempo. Aunque imagino que ellas pensarán lo mismo de uno.
El ‘feis’ me ha permitido reencontrame con amigas y amigos de antaño. El gusto inicial se vuelve cierto misterio conforme ‘hablamos’ de lo que hemos hecho en la vida. Vamos, es raro hablar de hijos y trabajo con gente cuyo recuerdo grabado es ajeno a la realidad de hoy.
De cualquier forma ahora podemos preguntar qué pasó con aquella novia fiel. Por supuesto que la fidelidad duró menos que una canción de Leo Dan, la calle en la que uno corría ya está pavimentada y así las cosas. Las redes sociales nos matan los recuerdos aunque nos acerca con el pasado. Eso que ni qué.
Por eso ahora que escucho esas viejas canciones que disfrutaba entre cervezas, cigarros y guitarras y los recuerdos asaltan a la razón, acudo a la computadora, pongo el nombre en el buscador y ya. Por lo general no falla aunque tampoco es infalible.
Después viene el proceso de contactar y ahí es donde a veces se rompe el encanto: ¿Quién eres?, ¿de Xalapa? Ah sí, pero disculpa no te recuerdo…
Entonces es cuando uno se pregunta ¿cuánto gané y cuánto perdí? Y uno prefiere quedarse con esas imágenes del pasado, esos recuerdos y seguir preguntando: ¿dónde andarán los amigos de ayer?, porque sin lugar a dudas la amistad sólo es un lapso de tiempo y espacio compartido, aunque a veces y muy raras veces logra superar la prueba del tiempo. Entonces la tornamesa como que sufre ciertos accesos de tos.
De cualquier forma y modo, siempre es un gusto indescriptible encontrar amigas, amigos, compañeros y compañeras del pasado. Claro, aunque de vez en vez se cuela uno que otro ñero, pero así es esta vida y nada que pase nos es ajeno.
Sentado frente al monitor uno hace y deshace, pero la existencia nos pide mucho más que unas cuantas horas-nalga. Por eso hay que salir y mirar, comprender y aceptar el mundo desde una perspectiva… a Pie de Calle.

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