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Mostrando entradas de 2016

A Pie de Calle: Día del padre

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Es curioso como algunas escuelas siguen reforzando los estereotipos y roles de género sin considerar las nuevas realidades. Siguen ‘festejando’ el ‘día de la madre’ y ‘el día del padre’ por separado. Ignoran –pese a que muchos docentes viven esta realidad- a las familias monoparentales.     ¿Cómo celebran ‘el día del padre’ las mujeres que jefaturan un hogar? ¿Cómo celebran el ‘día de la madre’ el casi millón de varones en el país que no tienen pareja dentro del hogar? Dirá Usted: no tienen por qué celebrarlo si el padre no es madre y viceversa. ¿Y si mejor cancelamos ‘las celebraciones’?     Pero bueno, la realidad es otra (al menos en Xalapa).   Mientras en el festival escolar para las madres, niñas y niños muestran sus habilidades artísticas para orgullo de las mamás, en la festividad paterna, los varones son sometidos a pruebas físicas para mostrar a sus hijas e hijos las habilidades que ‘debe tener un hombre’. Pero, ¿qué pasa con los padres con alguna discapacidad física

A Pie de Calle: En primera persona

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Hace unos años decidí dejarme el cabello largo. No fue por manda, promesa o capricho. Simplemente lo decidí.     Con 50 años de vida, la greña es bicolor: blanco y negro. Como pelaje de panda o cola de zorrillo, según lo quiera Usted ver.     Por el cabello, la mezclilla, las playeras y los tenis, algunas personas me estigmatizan como jipi. Sin mayor conocimiento de la contracultura juvenil de los 60 del siglo pasado. Sólo me señalan por la apariencia.     ¿Sabrán ellos que los sobrevivientes del jipismo son ahora venerables personas que pasan los 70 años de edad? ¿O que las abuelas de estos modernos inquisidores mostraban sus torneadas piernas al lucir su minifaldas y sus abuelos se habrán fumado más de un churro de mota?     Creo que no lo saben. Si lo supieran le tendrían más respeto al término jipi y no se lo endilgarían a un mortal impuro como yo.       La contracultura juvenil sesentera marcó un antes y un después en muchas sociedades. Hoy sólo es una nostalgia absorbi

Mujeres que Saben Latín: El pensamiento de las mujeres

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Harmida Rubio G. Hace poco vi una entrevista que Sabina Berman le hizo a la escritora Ángeles Mastretta. En una parte de la conversación, Ángeles le dijo a Sabina que al principio de su carrera literaria le molestaba que dijeran que ella hacía literatura de mujeres, pero luego entendió que no tenía por qué molestarse; que era precisamente esa otra perspectiva de ver el mundo la que podía ser muy rica para la humanidad. Escuchar lo que por siglos no se ha escuchado del todo. En la historia de la humanidad, tanto en la ciencia, como la filosofía y el arte, siempre han existido aportaciones de las mujeres, pero pocas veces han salido a la luz sus ideas y han pasado los filtros sociales y científicos de juicio y validez realizados mayoritariamente por varones. Así que es realmente poco lo que conocemos acerca del pensamiento que las mujeres han ido construyendo al pasar de los siglos. Escritoras, filósofas, científicas y muchas otras pensadoras, no se dedicaron únicamente a temas

Mujeres Que Saben Latín :¿Amar es sufrir?

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 Estela Casados González “Amor sin celos no es amor”. “Quien bien te quiere te hará sufrir”. De tanto escuchar algunas sentencias populares comenzamos a creer que eso de enamorarse debe estar aderezado de mucho drama y celos. Es una prueba continua a nuestra dignidad y fortaleza humana, argumentan los personajes de la telenovela de horario estelar. “Mátame si quieres pero no me olvides”, pregonaba el cancionero popular hace algunas décadas. ¡Eso sí que era educación sentimental! ¿De qué se trata eso de amar, de enamorarse? Ya lo cantaba José José, el otrora Príncipe de la canción: amar es sufrir. Lo demás… es deseo fugaz. Ante la cercanía del 14 de febrero, día del amor (¡a quién le importa la amistad!), todo es flores y corazones. Todo sea por el amor… La costumbre y la mercadotecnia nos dicen que el amor es romántico, que debemos de dar todo por el ser amado: nuestras aspiraciones, tiempo libre y de esparcimiento. Sin sacrificio no hay amor verdadero. Hay que suf