A Pie de Calle: la ciudad duele


Guillermo Manzano

Duele caminar por Xalapa. Sus calles están desechas. Su calma ya no existe. Su viejo mote de ‘Atenas’ es una reminiscencia que se pierde día a día. Quizá ahora sea Esparta. Por la guerra interna que vivimos, no porque vivan en ella guerreros.
    La ciudad está sucia. Escupida. Violada y violentada. Puestos callejeros. Mierdas y orines de perros y otros animales. Botellas y bolsas. Autos, muchos autos. Nadie hace nada. Todos hacemos todo por destruirla. Ella se resiste, pero somos más.
    Vienen los ‘antorchos’ y clavan fierros en la Plaza lerdo. Vienen los ‘400’ y se encueran con su diputado. Vienen los ‘cardenistas’ y joden la vida. Vinimos nosotros y nada encontramos. Sólo desperdicios de la bacanal política. Sólo piedras en la calle. Sólo banquetas rotas.
    ¿Quién recuerda a los primeros artezánganos que ocupaban las calle de Enríquez, en el quicio de Sears,  para vender sus mercancías? Pocos o nadie. Ahora todos venden lo mismo. Ahora todos compran lo mismo.
    Hemos visto y hemos solapado cada golpe que dan a la ciudad. No hay xalapeño que levante la voz seriamente. Los últimos como los primeros, sólo buscan notoriedad. Que los pelen. Que les hagan caso. Que los metan en los órganos públicos. Esos que dan ‘renombre’. Esos que dicen que saben aunque no sepan. Esos que todos y todas sabemos pero que nadie quiere decir. ¿Acaso será el Consejo de la Crónica de Xalapa? No sé. Puede ser. A lo mejor. Quién sabe, dijera el legendario Capulina. El original, ¿eh? No el de la universidad patito y padre del edil que encabeza el cabildo.
memobares/foto

    Camino por el centro y lloro. Veo calles destruidas. Mendigos al por mayor. Comerciantes ‘formales’ invadiendo las banquetas. Payasos tristes. Artistas sin arte. Calles frías bajo el sol. Vehículos que obstruyen nuestro paso. Todo a plena luz. No hay porque ocultarse porque a esta ciudad ya nadie la quiere. Xalapa sólo es una vieja puta que sirve para sacar dinero a sus gobernantes.
    Ver fotos de antaño y lamentarse por lo perdido sólo es catarsis en el confort. Nos joden. Nos escupen. Nos humillan. Pero aplaudimos. Decimos que somos de ‘la Atenas Veracruzana’. Que somos cultos y que aquí es la cuna del normalismo, del bachillerato y tenemos la Orquesta Sinfónica más antigua. ¿Y?
    Caminemos por la ciudad. Reconstruyamos lo que podamos. Sabemos que lo que hace el hijo del ex alcalde sólo es para ayudar a las empresas que lo apoyaron. No lo hace por la ciudad. Xalapa no le interesa. Porque Xalapa no es sólo la ciudad, el municipio. Es algo que él, su familia, sus cómplices y quienes lo ayudaron a llegar al poder jamás entenderán. Tan sencillo como eso. Tan fácil como respirar.
    Caminemos y veamos una ciudad destruida, abandonada, sucia. Supuestos trabajos de limpieza que dejan la basura en la calle. Supuestos desazolves y dejan la mierda junto a la alcantarilla. Supuestas mejoras que son ‘peoras’. Que nada de ellos nos sorprenda. Pero si seguimos así, entonces que no nos sorprenda cuando esta ciudad sólo sea un recuerdo en una memoria vieja del último de los xalapeños. Porque entonces sí, habremos ya de estar muertos.

   
     

   


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