A Pie de Calle: La Marcha


Guillermo Manzano

La mañana semisoleada. Pequeños grupos de docentes se empiezan a reunir afuera de la Normal Veracruzana. La Benemérita. La Centenaria. Cuna de miles de maestros y maestras. 127 años de actividades ininterrumpidas.
    Son las 9:30. No hay prisa, falta media hora para la cita. Poco a poco llega la gente. Hay expectación. En minutos se congregan cientos, quizá miles.
    Padres y madres se colocan en la vanguardia. Nadie sabe a ciencia cierta qué hacer. Hay entusiasmo. Hay un poco de temor. Amas de casa que participan por primera vez. El fotógrafo de la escuela indica: ‘hay que avanzar, porque ya hay muchos atrás’. Avanzan. Se les dice que se detengan. Se paran.
    10 de la mañana. Hay que empezar, -dice alguien-. No, esperemos, faltan muchos, -responde otro alguien-.
    A las 10:15 estudiantes de diversas facultades de la Unidad de Humanidades llegan. Gritan consignas. Comparten alegría. Se suman. Unos dicen que son mil, otros que cientos. No importa. Esto ya tiene forma.
    Se inicia. Lento, paso lento. Cerca del Museo de Antropología se encuentra en pequeño contingente de la Universidad Pedagógica Veracruzana. Se incorporan. Se gritan consignas. Se levantan las pancartas. La anchura de la Avenida Xalapa se llena de gente. Hombres y mujeres en protesta.

Foto: Guillermo Manzano

    El reportero se detiene. Empieza a registrar con la cámara imágenes. No se ve el fin del contingente. 40 minutos y la ‘culebra humana’ continúa. De norte a sur sólo se ven personas que caminan. Que gritan. Que expresan su molestia.
    Docentes de municipios aledaños les recuerdan a la prensa que está vendida. Quizá comprada, que no es lo mismo pero es igual.
    Varios son los kilómetros de longitud. Gente, gente, mucha gente. ¿Cientos? No, ya son miles.
    Algunos automovilistas tocan el claxon. Tu, tu, tututú. Tu, tu, tututú. Por segmentos se gritan consignas. Nadie lleva la batuta. La marcha es horizontal, libre, lúdica, crítica, mordaz.
    ‘Ni un peso más, al líder sindical’. ‘Oaxaca, aguanta, Veracruz ya se levanta’. ‘A ti que estás mirando, también te está afectando’. ‘Urgente, urgente, evaluar al presidente’. ‘Gobierno, corrupto, reformas a lo bruto’. ‘Sueldo de profesor, para el gobernador’. Sueldo de docente, para el presidente’. No hay poesía coral. Pero se responde al unísono al de la voz cantante.
    El contingente pasa por la avenida Manuel Ávila Camacho. Ancianas aplauden. ¿Maestras jubiladas? Se camina frente a las oficinas de la Junta Local del Instituto Federal Electoral. Se les recuerda que esos son lo que roban a la nación.
    Las rechiflas y gritos se incrementan. ‘La prensa en Xalapa, se vende muy barata’. Se camina en medio de las oficinas de El Heraldo y Diario de Xalapa. La ‘verdad periodística’ es ajena a la realidad.
    La retaguardia se detiene. Un par de cuadras la separa del punto final: la Plaza Sebastián Lerdo de Tejada. Una ambulancia del Seguro Social pasa en medio del contingente. Se le abre espacio para que circule. Son las 12:30. No se puede avanzar.
    Mientras, en la principal plaza de Xalapa los oradores cuestionan al gobierno. A las 12:40 se entona el Himno Nacional Mexicano. Las mismas estrofas. Pero hay algo: se canta, se percibe, se escucha diferente.
    La concentración es multitudinaria. ¿20 mil, 30 mil, 50 mil? No sé. Muchos, muchos. La última movilización magisterial en Xalapa, importante en número, fue en 1989. Un año antes, en agosto, Cuauhtémoc Cárdenas reunió a un número similar de gente. Quizá mayor. Quizá.
    El centro está lleno. Se avanza lentamente. Rostros conocidos. Rostros anónimos. Antiguos compañeros. Amigos y amigas de vida. Todos estamos ahí.
    Más tarde, en la esquina de las calles de Revolución y Enríquez, unas maestras le cantan las mañanitas a un profesor. En el otro extremo, en la esquina con la calle Rafael Lucio, un grupo de jaraneros toca la Iguana. Dos bailadores al centro.
    Policromía de sombrillas. Vendedores de botellas de agua, de tortas, de helados, de impermeables desechables, de paletas. Carnaval de la vendimia. Lo básico para aguantar.

Foto: Guillermo Manzano

    A las 14:30 se escucha: compañeras y compañeros, vamos a tomar simbólicamente el Palacio de Gobierno. Unos van, otros se quedan. Unos apoyan, otros observan. No pasa nada. Gritos, sólo gritos y no pasa  a mayores. Se cumple el objetivo. Es simbólico. No más.
    La marcha concluye. La protesta sigue. Se habla de acciones. Se mueven grupos a diversos puntos. Unos aquí, otros allá. Todos. Todas. El mundo hoy se mira A Pie de Calle….


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