Pudo ser mejor.

 (El texto me llegó por mail. Lo remite una persona de mi absoluta confianza. No sé quién es el autor, pero vale la pena leerlo porque describe el estado físico del Teatro del Estado, así como la situación que viven los artistas e interpretes de la Orquesta Sinfónica de Xalapa)


“Con el fin de acercar la audición al público xalapeño, se decidió cambiar el recinto de presentación de la OSX a la Casa del Lago […] La audición de este 14 de septiembre será en punto de las 19:30 horas y se ofrece de forma gratuita para el público que desee acompañar a la OSX”.

Con esas palabras, algunos medios de comunicación informaban el día 13 de septiembre sobre el cambio de foro para el concierto de Fiestas Patrias que la Orquesta Sinfónica de Xalapa tenía originalmente programado llevar a cabo en el Teatro del Estado. Ignoro si tal versión es propia de dichos medios o si es una apreciación (convenientemente distorsionada) transmitida por algún personaje con batuta en la Orquesta, por la institución que administra el Teatro, o incluso por esferas más altas del Gobierno del Estado.

Sea como sea, no fue un espíritu tan noble como el “acercar la audición al público xalapeño” lo que motivó el cambio; en realidad éste fue provocado por una razón muy grave: durante el ensayo del lunes 12 de septiembre, una varilla cayó sobre el escenario y provocó una herida en la cabeza a un músico, además de romper su contrabajo. Debido a lo considerable de la lesión fue necesario trasladar al herido en ambulancia hasta el Centro de Especialidades Médicas, donde le fue proporcionada la atención necesaria para suturar la lesión.

Del instrumento mejor ni hablamos, pero podemos imaginar el tamaño de la varilla y la altura desde la que cayó para poder destruir un contrabajo. Si partimos de esa consideración y pensamos en lo que sufrió el músico, es válido decir que pudo ser peor.

Perdón, lo que quise decir es: pudo ser mejor. ¡Claro! ¿Qué mejor que haber evitado ese accidente? Porque tal situación pudo haberse evitado. La varilla no cayó por arte de magia – el director tiene batuta, no varita – ni por vibraciones sonoras. No señor, la varilla cayó por toda una cadena de ineptitud, engaños, desidia, negligencia y dejadez de parte de diversos actores.

Empecemos. Uno: ¿por qué el gobernador convocó hace poco a un concierto en una sala inconclusa, en lugar de indagar las verdaderas razones del notable retraso en dicha obra?
Según recuerdo, el gobernador anterior prometió que estaría acabada antes de que él terminara su administración. Pero claro, ya conocemos la historia: las palabras (y los recursos) se las lleva el… ¿viento? De haber cumplido su palabra Fidel Herrera, hoy la Orquesta Sinfónica de Xalapa tendría un lugar digno, y sobre todo seguro, para desarrollar su actividad.

Dos: ¿por qué el director de la Orquesta no atendió con seriedad la inquietud y preocupación de sus músicos respecto a ensayar y tocar en el Teatro del Estado en las condiciones en que se encuentra? Incluso en alguna ocasión, ante su negativa de cambiar de inmueble, entre broma y serio varios de los artistas le
invitaron a cambiar de posición sobre el escenario: ellos al frente y él atrás. Don Fernando no aceptó. Ahora sabemos por qué. Pero bueno, dentro de todo es justo reconocer que después del accidente que aquí se comenta, cualquiera de nosotros está de acuerdo en que lo sano era cambiar de foro. No, no a la sala chica del mismo Teatro (como lo propuso después del incidente el propio exactamente el mismo personaje), sino a la Casa Lago. ¡Faltaba más! Cuando ocurren hechos de esta magnitud, nada como acercar la audición al público xalapeño.

Tres: ¿hasta cuándo alguna autoridad va a decir „esta boca es mía para atender en su totalidad todas las recomendaciones que se han hecho sobre la (in)seguridad que priva en las instalaciones del Teatro del Estado? Porque según el Dictamen de riesgo-vulnerabilidad número SPC/DGPN/077/008/2011, emitido por la Secretaría de Protección Civil del Gobierno del Estado con fecha del 14 de enero de 2011, el edificio, además de las dos salas, cuenta con centros de trabajo “asignados al Departamento Cívico y Departamento de Sonido del Gobierno del Estado, Departamento de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, Departamento de la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado, Ballet Folklórico del Gobierno del Estado, Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana, Oficinas de Administración del Teatro, así como de los Talleres de: Costura del Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana, de Tramoyeros, de Sonido e Iluminación”. En otras palabras, diversas áreas de distintas dependencias, todas bajo el mismo riesgo, y ninguna autoridad ha hecho algo por mejorar la situación. Los dictámenes no sólo son para enterarse, sino para actuar en consecuencia.
En el „Análisis de riesgos del dictamen mencionado, se enlistan daños en los juegos de poleas de los tres servomotores con que cuenta la parrilla ubicada sobre el escenario de la sala “Emilio Carballido” (donde habitualmente toca la Orquesta), teniendo como consecuencia, entre otras, que uno de los servomotores tenga inhabilitado el telar principal, estando éste amarrado de manera improvisada con una cuerda; menciona el dictamen que debido a ello existe el riesgo de que el telar (de 450 kilos de peso) pudiera caerse, existiendo esa condición de riesgo también para la barra de iluminación principal. A continuación se indica que existen más poleas que, aunque no soportan grandes pesos, se encuentran dañadas y amarradas de manera improvisada para evitar la caída de alguno de los elementos que sostienen.
Otro detalle alarmante es que el sistema contra incendios a través de hidrantes se encuentra inhabilitado debido a que el motor principal utilizado para el bombeo del agua… ¡no se encuentra en el área! Ello sin mencionar que en la parte externa y perimetral del edificio no existe un sistema de hidrantes que pudiera alimentar a los carros bomba del Cuerpo de Bomberos.
Tras un recuento de más deficiencias, que por el momento no tocaremos, finalmente llegan las „Recomendaciones: 1) de manera inmediata, rehabilitar el sistema integral de la parrilla, principalmente poleas y servomotores, implementándose un programa de mantenimiento supervisado por especialistas en la materia a fin de evitar su nuevo deterioro; 2) rehabilitar el telar, ya que sirve de soporte a telones, bambalinas y otros elementos, por lo que al estar dañado y desnivelado provoca que los motores trabajen de manera inadecuada, pudiendo
provocar un incendio al generarse exceso de calor y existir múltiples materiales inflamables alrededor. ¡Pero no sirve el sistema contra incendios! Bueno, 3) es prioritario que se instale el motor para el bombeo del agua (mismo que en el momento de la revisión no se encontraba y se desconocía su paradero). ¿Hubo respuesta? ¡Claro que sí! El 16 de febrero de 2011, un mes después de haber recibido el dictamen referido, el maestro Héctor Herrera Martínez, Director del Teatro del Estado, remitió un oficio a la Secretaria de Protección Civil para informarle de las acciones que “se realizarán” a fin de dar seguimiento puntual al dictamen precedente y “evitar riesgos a usuarios y personal del Teatro”.
A continuación enuncia dichas acciones, siempre en conjugación en tiempo futuro: se llevará a cabo, se dará mantenimiento, se realizarán trabajos, se realizará la adquisición, se realizará el proyecto, se reproyectarán las instalaciones, se realizará un programa, se sustituirá, se realizará el mantenimiento. Por supuesto, no podía faltar la salvedad: “Lo anterior se realizará una vez que el ejercicio fiscal del año en curso pueda ser operado para solventar las observaciones hechas por su Secretaría”. 
Bueno, pues algo está pasando (o quizá, más bien, algo NO está pasando). Hoy – siete meses, un lesionado y un instrumento dañado después – parece ser que las acciones que se realizarán siguen en eso, en oraciones en tiempo futuro. ¿Aún no puede ser operado el ejercicio fiscal del año en curso? ¿No alcanzó para todo? Porque cuidado, el compromiso asumido es grande: si se prometió realizar todo eso “una vez que el ejercicio fiscal del año en curso” pudiese ser operado, quiere decir que todo lo prometido debería quedar terminado, al menos en un porcentaje bastante alto, antes de que finalizara 2011. Y es que es muy claro: si ya se hubiese dado “puntual seguimiento” al dictamen de Protección Civil, una varilla no habría caído sobre la cabeza de un músico.

Si por una u otra razón no ha sido posible cumplir con lo ofrecido, y si ya ocurrió la
desgracia de que una persona resultara lastimada (y su medio de trabajo destruido), ¿por qué entonces, en un acto de humildad y responsabilidad, no se cierra el Teatro del Estado hasta en tanto se concluya satisfactoriamente lo recomendado por la máxima autoridad estatal en la materia? ¿Se va a esperar hasta que la iluminación caiga sobre niños de primaria en su ceremonia de graduación? ¿O sobre artistas que vienen de otras ciudades, e incluso de otros  países? ¿Se piensa quedarse así hasta que algo le ocurra al público asistente a determinado evento o función?
¿Y qué va a pasar entonces? ¿Se va a buscar culpables entre quienes no tengan fuero? ¿Se va a pretextar un mal uso del foro por parte de quien se esté presentando? Quizá se busque la foto del abrazo con los deudos y se girará la instrucción de reparar „a la brevedad todo lo reparable en el inmueble.
La responsabilidad de cerrar inmediatamente el Teatro y hasta que se terminen los trabajos que garanticen la seguridad de cuantos entren en él, es plena y totalmente del Gobierno del Estado. Pero si allí no tienen el valor de hablar con la verdad, nosotros lo haremos. ¡Que circule con todos tus contactos! Al final es por la seguridad de todos… Y no soy terrorista.

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