Mujer…es (Guillermo Manzano)





El mundo contemporáneo no se puede concebir sin la participación de la mujer. A punta de lanza se abrieron los espacios en el arte, la política, la ciencia, la academia y en toda la dinámica social. Es posible afirmar, sin temor a la equivocación, que  uno de los movimientos sociales exitosos del siglo pasado, fue el feminismo. Por supuesto, con sus claroscuros. Mientras unas se empoderan otras son oprimidas. Mientras unas se realizan en el terreno profesional otras son asesinadas o violentadas por sus parejas. Y así, podríamos eslabonar una cadena infinita de polos opuestos.
Sé que  hay muchos pendientes en la agenda social. Quedamos en deuda con las mujeres. Sobre todo, no hemos podido construir (ambos géneros) una sociedad sin violencia.
Y debemos construirlo porque la violencia es el signo que caracteriza nuestra época actual. Prácticamente toda nuestra vida la determina la violencia. Desde la violencia institucional hasta la privada, la intima, la que no se ve pero cómo jode a quien la sufre. Violentamos con la mirada, con los gestos, con los ademanes, verbal y físicamente.
Mucho avanzaríamos si lográramos tomar conciencia de género y de especie. Una nueva conceptualización sin exclusiones. En la que todos podamos cohabitar y coexistir. Humanizar las relaciones entre los géneros.
Cuando podamos entender y aceptar que el mundo no es a imagen y semejanza del hombre, sino el reflejo de ambos géneros; quizá podamos dejar de lado las celebraciones particulares y los marbetes institucionales y civiles de género.
Es posible que en el presente siglo la lucha sea por la coexistencia pacífica de hombres y mujeres. Por un mundo sin violencia. Es posible que en 100 años ya no sea parte de la agenda política y social el género. Y cabe la posibilidad porque las individualidades y los pensamientos aislados son cada vez más. De tal suerte que es posible que esas islas se junten y formen un continente. Un nuevo mundo en el que ya no tengamos que hablar del género más que en las clases de historia. Las mujeres, Sí. Pero también los hombres.
Pero mientras la utopía se construye, tenemos que trabajar por el presente. Celebremos y conmemoremos a las mujeres este 8 de marzo. Recordemos a Carmén Serdán, a Juana de Asbaje, a Benita Galeana, a Leona Vicario, a la Güera Rodríguez, a nuestras madres y nuestras abuelas. Sí; pero también recordemos a la joven que hace unos días fue asesinada por su novio en Coatepec, recordemos a las indígenas, que padecen el doble estigma de nuestro país: ser mujeres y pobres.
Hagamos un homenaje a esa mujer anónima que dejó la placenta en cualquier lugar, levantó a su hijo y siguió caminando. La que llora en silencio porque aún tiene prohibido expresar sus sentimientos. La mujer sola, la que va y viene dentro de un hogar para que ‘la familia’ encuentre todo listo y en orden.
Rindamos un homenaje a quién por decisión es madre soltera y a la que por voluntad propia no quiso ser madre. En fin, creer que desde aquí rindo un homenaje es meramente acto de fe. Mi mejor homenaje y tributo es cotidiano, a ella, a ellas…  

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