País de ninis
Sanjuana Martínez
julio 22 de 2013 –
México carece de
políticas públicas destinadas a los jóvenes. Es un país de ninis. Y seguirá
siéndolo mientras universidades como la UNAM rechacen al 91.4 por ciento de los
aspirantes. En el último examen de ingreso a la Universidad Nacional Autónoma
de México, 115 mil 837 no lograron obtener un lugar.
¿Qué pasará con ellos? Han sido excluidos.
Sólo el 8.6 por ciento de los jóvenes que presentaron el examen logró conseguir
pasar para estudiar una de las 104 licenciaturas e ingeniarías; es decir, por
cada 10 aspirantes que presentaron, apenas uno logró obtener un lugar.
El
procedimiento se repite en todas las universidades del país. Los exámenes de
admisión se han convertido en un mecanismo de exclusión que lanza a los jóvenes
al hoyo negro de los ninis. El 24.7% de los jóvenes de 15 a 29 años en este
país no estudian ni trabajan.
La situación es tan grave que la Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), ha colocado a México en
tercer lugar en cuanto a ninis a nivel internacional, según el estudio Panorama
de la Educación 2013 que elabora ese organismo.
Lo peor de todo es que no hay esperanza de
cambio porque el mismo estudio revela que en México el gasto anual por alumno
es el más bajo entre los países de la OCDE debido a que la mayor parte de los
recursos de la educación se destina al pago de salarios de los maestros; es
decir cerca del 87.2% del gasto en educación primaria se asigna a la
remuneración de los maestros, el porcentaje más alto entre los países de la
OCDE. Y en torno al gasto en secundaria y educación media superior se destina
el 78.1%, la segunda cifra más alta después de Portugal.
Lo
más desolador es que frente a las anteriores cifras se encuentra el gasto de
México en educación: dos mil 993 dólares al año por cada alumno, frente al
resto de los países de la OCDE esa cifra asciende a nueve mil dólares. Y por si
fuera poco, faltan maestros: por cada 28 alumnos hay un profesor, mientras que
en otros países hay 14 alumnos por cada maestro.
El panorama es alarmante. De los siete
millones 337,520 de ninis, el 75 por ciento son mujeres. La desigualdad vuelve
a imponerse. La discriminación contra las mujeres se observa en que ocho de
cada 10 mujeres ganan el equivalente a tres salarios mínimos y deben cubrir
“jornadas largas” de trabajo.
En general, el concepto de nini puede
considerarse peyorativo. Los jóvenes que son etiquetados en esta categoría
están siendo discriminados por el sistema educativo y por la falta de políticas
públicas del gobierno, no por ser perezosos o sin aspiraciones.
De
hecho, muchos de estos jóvenes rechazados por las universidades trabajan en lo
que pueden o de lo contrario hacen labores del hogar. Algunos que finalmente
consiguen estudiar en escuelas privadas con el esfuerzo de su trabajo de
obreros durante el día, a veces se ven obligados a desertar por falta de
recursos económicos.
Ante la falta de oportunidades en el mercado
laboral o el sector educativo, los jóvenes muchas veces deciden casarse pronto
y tener hijos, lo cual los lleva directamente a la marginación. La tasa de
desempleo en el 2009 en México fue de tres millones, mientras que el subempleo
fue de cuatro millones, es decir, siete millones de personas no tienen trabajo
estable.
¿Cuántos
de estos millones de ninis se integrarán a las filas del crimen organizado?…
Los jóvenes sin sustento intentarán ingresar al subempleo o la económica
informal, pero otros decidirán obtener sus ingresos por caminos más rápidos
como la delincuencia. La desesperanza unida a la desesperación generan malas
decisiones. El caldo de cultivo de los cárteles de la droga está precisamente
en este segmento de la población.
Un segmento ignorado y despreciado. En lugar
de aprovechar a la población joven, México decide no utilizar su bono
demográfico. En el 2050 el 28 por ciento de la gente tendrá más de 60 años.
El segmento de los ninis está siendo
estigmatizado como si ellos tuvieran la culpa de no estudiar ni trabajar, cuando
en realidad son víctimas de un modelo económico y educativo que no les otorga
espacio. Incluso la palabra nini puede considerarse discriminatoria.
México necesita abrir más espacios educativos.
Es urgente la creación de más universidades. Está claro que las 366
universidades públicas que existen, según la Asociación Nacional de
Universidades e Instituciones de Educación Superior, son insuficientes.
¿Cuántas universidades se podrían haber creado
con el dinero en concepto de evasión fiscal de las grandes empresas? ¿Cuántas
con el saqueo indiscriminado de recursos públicos? ¿Cuántas sin el robo de
caudales públicos que hacen gobernadores o alcaldes?
Por
ahora, todo lo que se hace es insuficiente, como el Programa Emergente de
Matrícula de Educación Superior (Proemes) que abrió cinco mil 30 lugares más
para los estudiantes rechazados por las instituciones de educación superior
públicas en el Distrito Federal y el Estado de México.
Si el gobierno de Enrique Peña Nieto no
afronta la gravedad del problema, el país estará perdiendo toda una generación
potencial de ciudadanos encaminados a la superación y al trabajo, que se irán
directamente al hoyo negro de la marginación.
Los jóvenes
que no estudian ni trabajan merecen una oportunidad, un espacio donde estudiar,
un empleo bien remunerado, una esperanza.
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