¿Está realmente loco Vicente Fox?
Alejandro Páez Varela
julio 15 de 2013
Cada vez que se hace pública una
declaración de Vicente Fox Quesada, lo más común es escuchar que lo llamen
“loco”. Y hasta me voy tranquilo; no exagero y usted, si es mexicano y lee algo
de política nacional, sabe que no exagero si digo que el comentario más
suavecito es el de aquellos que se refieren a él como “… ya lo perdimos”. Las
descalificaciones son más duras, brutales y groseras, tan comunes en las redes
sociales. “Idiota” es una de ellas.
Personalmente creo que no está loco un hombre
que a mediados de los 90 tenía sus empresas quebradas y ahora viaja por el
mundo dando conferencias y recibiendo donativos de los más pazguatos de los
pazguatos. No está loco un individuo que engatusó a millones de mexicanos (esos
sí palurdos, votaron por él en 2000) y que ahora vende a todos los partidos
políticos mexicanos e incluso extranjeros su “método Fox para ganar elecciones”.
No está loco un sujeto que usó la democracia y luego se sentó sobre ella porque
mantener sus supuestos “valores democráticos” implicaba perder el negocio de
ese momento: el PAN en el poder.
No está loco un
hombre que abandona a su candidata, Josefina Vázquez Mota, e incluso deja su
partido, el PAN, para sumarse al gobierno de Enrique Peña Nieto y antes a su
campaña porque, según sus cálculos, iba a ganar. No está loco un hombre que
lleva años de campaña contra Andrés Manuel López Obrador porque un eventual triunfo
del izquierdista habría significado la pérdida del negocio. No está loco un
político que hasta regala “bandas presidenciales” a quienes lo visitan (y
pagan, por supuesto) en el restaurante de su rancho. No está loco un tipo que
ahora habla a favor de legalizar la mariguana; que anda con ejecutivos de
Microsoft y que ya está organizando un simposio internacional en San Cristóbal,
en su propiedad en Guanajuato.
No está loco un tipo
que tiene hectáreas para sembrar, y se codea con uno de los principales
promotores y vendedores del hemp, una aplicación legal y aprobada de la
cannabis. (Tip: entre a su tienda naturista de preferencia y pregunte cuánto
cuesta el suplemento alimenticio hecho de hemp. Vale 500 pesos. O más. Y de
hemp se pueden hacer hasta calzones). ¿Loco Fox? No lo creo. Quizás traidor y
acomodaticio; quizás endemoniadamente pragmático o caradura. Quizás
antidemocrático y descarado. Pero loco, no lo creo.
***
La discusión sobre la legalización de la
mariguana es un hecho ineludible. Empezará en la Ciudad de México y, como ha
sucedido con otros temas torales como la interrupción del embarazo o los
matrimonios entre personas del mismo sexo, se extenderá por el resto del país.
Y es ineludible porque los últimos presidentes mexicanos –Fox entre ellos–
aplicaron las políticas punitivas y moralinas de Washington antes que las
sociales para combatir el consumo y el tráfico. El viernes, el Jefe de Gobierno
del DF, Miguel Ángel Mancera, anunció: “Ahora se ha convocado y se sigue
trabajando desde la Asamblea Legislativa ya en el debate sobre las drogas, un
debate que vamos a estudiar y analizar con toda responsabilidad; es un debate
que no se va a eludir de ninguna manera”. Como digo, ineludible. Al frente de
su análisis está el Diputado Manuel Granados Covarrubias.
El 22 de julio, la Oficina de las Naciones
Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC) y la Organización de los
Estados Americanos (OEA) acompañarán a la Asamblea y al Gobierno del Distrito
Federal en ese debate previo, y posteriormente, en septiembre, harán
un Foro sobre políticas públicas en materia de drogas. Estarán
legisladores federales, dependencias y entidades de la administración pública
del Distrito Federal, organizaciones de la sociedad civil, “expertos
internacionales de amplio reconocimiento en la materia, instituciones
como UNODC, Instituto de Adicciones de los Estados Unidos de América,
Brookings Institute, USAID, Open Society Foundation, European Network
of Drug Treatment Courts”, entre otros, según se anunció. Los mexicanos
podríamos tomar banderas que California, Washington y Colorado han asumido con
responsabilidad a pesar de la fuerte oposición conservadora. E incluso
podríamos ponernos en la vanguardia. ¿Se imaginan si la Ciudad de México
aprueba, con todo cuidado, la legalización? El país se pone a la vanguardia y
empuja el debate en toda la región. Algo inédito.
Me regreso al asunto central: ¿está loco
Vicente Fox? En lo absoluto. Tema hay: debe discutirse cuanto antes la
legalización. Lo que está buscando el ex Presidente, como es su costumbre, es
cómo obtiene dinero de ello. Ya trae financiamiento para un foro en San
Cristóbal. Ya está dando conferencias por el mundo a propósito del tema. Ya
encabeza un grupo interesante de individuos con dinero y con poder. Loco mis
polainas. Va por recursos. La legalización de la mariguana es una justificación
que esconde sus verdaderos propósitos, los de siempre. Su campaña no tiene que
ver con los miles de muertos, a mi manera de ver las cosas, que dejó la guerra
de Felipe Calderón y que él asumió como propia cuando era Presidente de México.
Su campaña no es a favor de las familias de miles de desaparecidos. Su
campaña no es la de Javier Sicilia, Amnistía Internacional, Human Rights Watch
y la de otros individuos y organismos no gubernamentales que se juegan el
pellejo. Su campaña no es la de las madres que buscan a sus hijas e hijos, ni
la de los miles y miles de dañados por estrategias estúpidas que llevaron al
traste a este país. Fox no marcha por ellas y por ellos, claro que no. Loco el
que piense que Vicente Fox Quesada está loco. Loco e inocente. Porque Vicente
Fox Quesada es, sin tapujos sea dicho, un vividor; un hombre sin moral y sin
ética. Es básicamente un individuo mezquino: así lo demuestra su historia
persona
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