Que el crimen nos lo agradezca

Marco Lara Klahr**

30-Mayo-2011


PUERTO DE VERACRUZ.— Entrada la noche del viernes, avistando el mar intimidante algo agitado entre la bruma, comencé a revisar el material que presentaría la mañana siguiente en el Curso Género, Periodismo y Derechos Humanos, en Xalapa. Entonces abrí un mensaje de Mayela García, mi anfitriona, y en minutos me embargó el desánimo.

En nueve diapositivas de Power Point, me envió un sumario noticioso de Celestino Rivera Hernández, el político caciquil de Tempoal detenido, según la Secretaría de Seguridad Pública estatal, por la policía el miércoles [mayo 25, 2011] en un hotel de Tantoyuca, cuando violaba a un niño de 12 años que encontró trabajando en una gasolinera contigua.

Si la versión policial vale, el caso es sobrecogedor, por las consecuencias de toda esa violencia para el niño, y por el perfil público y tal vez delincuencial de Rivera Hernández. También impacta la forma violenta de comunicar de la policía y la docilidad de los medios noticiosos al reproducir tan ostensible expresión de violencia institucional, invisibilizando al mismo tiempo lo sucedido con la víctima en cuanto a su seguridad, salud y futuro.

Dicho sumario noticioso incluía las fotografías de Rivera Hernández desnudo, a la intemperie, con un vehículo policial y agentes armados como fondo, que han circulado profusamente en los medios veracruzanos. Son desoladoras.

El sábado, durante el curso organizado por el Colectivo de Investigación, Desarrollo y Educación entre Mujeres, AC, para activistas, periodistas y estudiantes, debatimos sobre el caso, a partir de esta pregunta, que por lo visto los periodistas no solemos hacernos: «¿Celestino Rivera Hernández tiene derecho a que se presuma su inocencia»?

Con mayor o menor convicción, la mayoría respondió, «Sí». Pero hubo quienes incorporaron este elemento: «¡Fue detenido por la policía en flagrancia, lo encontraron en un hotel, desnudo, violando al niño!».

Mi respuesta: 1) «Los derechos fundamentales son para todos, el Artículo 20 constitucional no prevé excepciones». 2) «Con el fin de eludir la responsabilidad de sustentar la investigación para que un proceso prospere ante el juez, una práctica habitual tanto de los cuerpos policiales como de los ministerios públicos es asentar que la persona imputada de delito fue detenida en flagrancia, en cuyo caso el juez, mediante un sencillo procedimiento a petición del ministerio público, resuelve su 'prisión preventiva' como medida cautelar; en previsión de esto, la policía hace montajes: en el caso de Rivera Hernández, pudo desnudarlo y fotografiarlo de modo que apareciera 'como' recién capturado, entre patrullas y agentes, pretendiendo demostrar así la supuesta flagrancia».

Este escenario es posible tratándose de las policías y las instituciones de procuración de justicia mexicanas. Pero lo que he podido revisar de los medios informativos locales y del resto del país me convence de que los periodistas no se lo plantearon.

Veamos ejemplos que hermanan a medios y periodistas en apariencia disímbolos ideológicamente: el diario amarillista porteño Notiver cabeceó, «Policías de Seguridad Pública detienen ex diputado y consejero nacional del PRD pederasta», y Excélsior, «Viola el ex perredista Celestino Rivera Hernández a niño de 12 años».

Desde la cuenta @qtf, Fernanda Familiar tuiteó, «Celestino Rivera, ex diputado PRD, detenido en el momento que abusaba de un niño de 12 años. !Cerdo, que te refundan!». En el mismo tono, el autor de la columna Claroscuros, en Tribuna del Sur, le llamó «cerdo pederasta». En cuanto a Proceso, la cabeza decía «Detienen a exdiputado perredista violador». ¡Vaya uniformidad editorial, vaya consenso ramplón!

La paradoja es que tanta estridencia verbal y gráfica —exhibiendo a un hombre desnudo, esposado— desde los medios informativos es útil a poderes fácticos, lo mismo que al gobierno veracruzano; de hecho, la «nota roja» es la mejor noticia que puede recibir alguien poderoso que quiere no ser visto.

Si las empresas noticiosas hicieran su trabajo, pondrían a sus periodistas a indagar sobre lo que significa quizá la captura de Celestino Rivera Hernández respecto de parte de las élites político-empresariales en México, y sus impunes colusiones criminales.

Hombre de 55 años, neo-cacique de Tempoal, municipio huasteco del que fue alcalde. Ingeniero metido, en apariencia, al negocio de las licitaciones de obra pública. Amigo, socio o cómplice de gobernadores, alcaldes y otros políticos, sacerdotes católicos y empresarios, algunos de ellos articulados a redes de pederastas. Ex diputado federal y ex consejero nacional perredista adscrito a Nueva Izquierda, de Jesús Ortega. Denunciado penalmente en 2009, de manera infructuosa, de violar a una adolescente indígena y reivindicado públicamente por políticos perredistas y priistas. En fin, alguien que puede —si es cierta la versión de la policía—, llevar consigo 200 mil pesos como si tal.

Aparte, aquel ruido mediático ha impedido saber qué sucedió con el niño agredido, qué atención está recibiendo del gobierno, cuántos casos semejantes hay y dónde están esos niños, si hay política pública en Veracruz para atenderlos y cuáles son sus resultados.

Nada. Una vez más, al confinar la información a los enfoques de la «nota roja», los medios y los periodistas terminamos siendo funcionales. Que el crimen nos lo agradezca.

**Reportero con treinta años de experiencia en periodismo policial y judicial, y activista por la profesionalización de mis colegas. Coordino el Proyecto de Violencia y Medios (Insyde) y soy consultor de Open Society Justice Initiative.  


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