Con gratitud de compas: El Chapo y El Mayo
Luis González de Alba
2011-05-16
Manifestación silenciosa de verdad: ni un grito ni una manta ni un cartel contra los criminales. Y pide que ruede otra cabeza: la del jefe de los policías que detuvieron a los jóvenes asesinados, entre ellos el hijo del poeta.
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Prevención necesaria: Creo en el absoluto derecho de los adultos a hacer con sus cuerpos lo que quieran mientras no afecten a terceros, y eso incluye meterse lo que sea, hasta un frasco de raticida como Emma Bovary. La labor del gobierno no es impedirlo, sino obligar al fabricante de raticida a poner una señal que indique muerte. Ya se hace con alcoholes y tabacos en sus diversas presentaciones.
Pero dicho lo anterior, no es posible negar la responsabilidad común: la cadena de muertes va de la producción de droga al reparto de territorios a balazos y al eslabón final: el consumidor. ¿Tienen derecho a consumirla? Sí, como lo tienen al alcohol, al tabaco y al raticida. El empleo de drogas ilegales ya es tan común como el de las legales. De ahí concluyo que al menos un buen número de quienes están “hasta la madre” de asesinatos han comprado al menos mota (de algunos me consta) y así alimentan la cadena de muertes. Lo hacen al comprarla, no porque produzcan accidentes, como sí hace quien maneja ebrio (o ebria).
La marcha de Cuernavaca al DF, encabezada por el católico Javier Sicilia, debe recordar las palabras de Cristo: que arroje la primera piedra el que nunca le haya dado el golpe a un cigarrito de mota. Si por un milagro de otro “santo súbito”, Juan Diego, de pronto México dejara de consumir drogas, éstas pasarían de largo hacia el mayor consumidor del mundo: Estados Unidos. Así estuvo ocurriendo hasta que la torpe política antidrogas de Washington comenzó a cerrar vías de acceso y los capos de la droga se comenzaron a quedar con ella.
Al hijo de Sicilia no lo mató el Ejército ni la policía de García Luna en un retén (ésta detuvo a los criminales), sino delincuentes que se cobraban una venganza. Es infame la frase “los muertos de Calderón” para definir las balaceras entre cárteles que se disputan mercados.
Un gran experto en el uso de drogas que van de la heroína al jarabe para la tos, William Burroughs, dice en el prólogo a su fascinante infierno El almuerzo desnudo:
La droga es el producto ideal… la mercancía definitiva. No hace falta literatura para vender. El cliente se arrastrará por una alcantarilla para suplicar que le vendan… El comerciante de droga no vende su producto al consumidor, vende el consumidor a su producto. […] Paga a sus empleados en droga.
En un bar, hará unos cuatro años, yo no entendía por qué era tan cara la botellita de agua, agua simple purificada. El gerente me explicó: ningún chavo, al que su boleto de ingreso le incluye una bebida, pide agua si no es porque teme cruzarse, y se cruza el alcohol con lo que ya se tomó para salir de fiesta. Pedirá agua toda la noche. Por eso tiene al precio de una cuba.
¿Tienen derecho a sus drogas? Sí, y ningún estudio ha probado que causen más o igual número de accidentes que quienes beben alcohol; pero deben admitir que son el objetivo final de una larga cadena de crímenes. Ya hay hasta un lenguaje: Uno se acerco al DJ: “Oye”, dijo, “con esa música me estás malviajando mi tacha…”. Me tardé medio minuto en entender el nuevo verbo: malviajar.
Hubo un motivo para exigir la renuncia de García Luna y fue el montaje de una detención, la de Florence Cassez. Pero su sorprendente eficacia para detener a los asesinos del joven Sicilia (y otros siempre anónimos) hace inaudito que el padre del joven acribillado exija la renuncia del policía que detuvo a los asesinos de su hijo.
Desde mediados de los años 90 arreció en el DF el delito: los asaltos en taxis eran tan usuales que surgieron compañías de radiotaxis seguros, el secuestro en Morelos nos hizo huir a muchos. En 2004 se realizó en el DF una gran marcha contra la violencia. El jefe de Gobierno, López Obrador, la descalificó llamándola de “pirrurris” y la ridiculizó en una historieta. ¿Ya no se acuerdan quienes lo aplaudieron en prensa o en los cafés de Coyoacán y Condesa? Ahora deben reconocer su tajada de responsabilidad en la ruptura del dique y la inundación de aguas negras. Muchos estamos “hasta la madre”… también de ustedes, sepulcros blanqueados y fariseos, diría el católico poeta.
Manifestación silenciosa de verdad: ni un grito ni una manta ni un cartel contra los criminales, secuestradores y descabezadores. Y pide que ruede otra cabeza: la del jefe de los policías que detuvieron a los jóvenes asesinados, entre ellos el hijo del poeta. “¡Bravo, compitas! ¡Así se hace!” Firmado: El Chapo Guzmán y El Mayo Scherer Zambada.
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