Recuerdo del 68 en Xalapa: una versión inédita (Guillermo manzano)
Hace algunos años, cuando hacíamos el primer periódico gratuito de Veracruz: horas extra, hice una entrevista a uno de los participantes del movimiento magisterial-estudiantil de Xalapa en 1968. Hoy la encontré. Creo que la vigencia de la entrevista se mantiene. Creo -como acto de fe- que puede tener interés para algunos jóvenes de hoy y algunos jóvenes de ayer.
Guillermo manzano
1968 fue un año paradigmático en las democracias occidentales. Praga, París y Tlatelolco en México son referentes obligados que los convierten en lugares comunes en para el discurso. Pero Xalapa también tuvo su 68. De ello se ha escrito cíclicamente cada año en las vísperas del 2 de octubre. Del movimiento normalista en protesta contra la línea de autobuses Flecha Roja (hoy AU), la quema de la bandera gringa en la Plazuela del Carbón y la respectiva detención del intrépido radical. Las marchas y las corretizas juveniles provocadas por las órdenes del gobierno de Fernando López Arias. La golpiza a Juan José Rodríguez Prats, entonces estudiante de derecho y actualmente, connotado panista. La detención del doctor Bringas y la participación del buen Antonio Ocampo, Errnesto Fernández Panes, Rafael Arias, Roberto Bravo Garzón y cientos de personas más que quedaron en el anonimato de la historia.
Uno de los actores principales de aquél entonces y que poco se le ha entrevistado sobre el tema, es el actual director del Colegio de Veracruz, Ignacio González Rebolledo. Político de viejo cuño, ha transitado por los más diversos cargos públicos: Alcalde de Xalapa, Procurador de Justicia, diputado local y federal, entre muchos otros.
En ese año, Ignacio González mantenía un enfrentamiento sui generis con el gobernador López Arias. Por ajuste de cuentas entre los grupos de poder, el mandatario lo había destituido como juez penal. González Rebolledo se amparó y obtuvo la benevolencia de la justicia federal. Para 1968, llevaba ya cinco años de dar clases en la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana, por lo que su vinculación con el movimiento magisterial y estudiantil de ese año, fue casi de manera natural.
¿Cómo se vivió en Xalapa el movimiento social de 1968?
El Movimiento de 1968 cronológicamente fue primero en Xalapa que en la ciudad de México. Es un dato que poco se maneja. La segunda característica es que terminó antes que en la capital del país. En ambos casos hubo una represión con caracteres muy distintos, en Xalapa no hubo muertos sólo golpeados y procesados.
Sus orígenes son distintos. En aquélla época la Universidad Veracruzana (UV) concentraba todo la educación del estado y había dos cuestiones que estaban surgiendo en el seno académico: en primer lugar los bajos sueldos. En segundo, se respiraba un aire de poca libertad. Eso es muy difícil de decir porque esas cuestiones se sienten. No hay algo material con lo que se diga no hay libertad. Había libertades formales pero había ciertas restricciones. Más que represión era un sistema policiaco. Como que todos nos sentíamos vigilados.
También exigíamos un mejor trato por parte del gobierno hacia la UV. Hubo una asamblea en el edificio social del sindicato de Salubridad, ahí se discutió frente a quiénes íbamos a hacer los planteamientos. Algunos opinaban que con el rector. En aquélla ocasión tuve una intervención que fue secundada por otros, expliqué que la UV era una universidad de estado. La ley Orgánica decía que la máxima autoridad era el Gobernador. Consecuentemente si queríamos que la universidad cumpliera con los fines que le eran propio lo teníamos que hacer frente al Gobernador, el Rector sólo administraba. Se votó en ese sentido que la lucha tenía que darse frente al gobierno. Por eso las manifestaciones se hicieron rumbo a Palacio de Gobierno y los mítines en Plaza Lerdo.
¿La exigencia era nada más económica?
No. Queríamos que la UV tuviera más libertad. Sentíamos que en la Universidad no había libertad. Había una libertad de cátedra reconocida en la ley, que sí se respetaba, pero se presentaban informantes (orejas) en las facultades de derecho y de economía, porque de la primera salen los políticos, y en Economía porque estaba de moda la tesis marxista-leninista en el método económico, entonces ellos tenían una preocupación de lo que pasaba en la Universidad. Eso lo sentimos como una afrenta, sentirse vigilados nos pareció ofensivo.
Ignacio González hace una pausa. Se mueve en el asiento, trata de sentir el confort que éste le proporciona. Hace una pausa en espera de que las reminiscencias lleguen. Acepta que casi olvida esa etapa de su vida. Quizá sea cierto, quizá no.
¿Cómo se empalman las demandas magisteriales con la movilización de estudiantes?
Los estudiantes secundan el movimiento de los maestros y plantean una mayor libertad. En aquélla época había una Federación Estudiantil Veracruzana manejada desde el gobierno. Esto trajo como consecuencia que las sociedades de alumnos que sí habían sido elegidas democráticamente querían ser independientes. La mejor prueba es que si se analiza los periódicos que firma esta federación en contra del movimiento, la prueba más evidente era que agrupaba en teoría a los estudiantes. Una prueba más de la intromisión de gobierno en las cuestiones estudiantiles. Un rechazo a esa intromisión.
¿Pero nada más se manifiestan por la libertad de cátedra o los estudiantes retoman finalmente lo que planteaban el Distrito Federal?
Los estudiantes adoptan algunas cuestiones que había planteado el comité de huelga en un pliego. Sin embargo, a mi no me consta que hubiera una identificación absoluta. Como yo estuve dentro del movimiento tampoco me consta que alguien de México hubiera venido a hablar con los dirigentes del movimiento en Veracruz. No digo que no hayan venido, pero a mi no me consta.
No sé si alguien tuvo contacto con ellos. Pero los estudiantes secundaron algunos puntos de la Ciudad de México. De alguna manera eran puntos similares que se habían planteado en París.
¿Por qué se al doctor Castañeda Bringas lo detuvieron y a usted, que fue designado por la asamblea como orador para uno de los mítines más importantes del movimiento no le hacen nada?
Yo me salvé de pura suerte
¿De pura suerte o le avisaron?
No, no… Los alumnos tomaron una decisión de hacer una marcha. Había una interrelación pero cuando nosotros decidíamos marchar, lo hacíamos los maestros. En algunas ocasiones actuamos de manera conjunta. En aquella ocasión ellos tomaron la decisión de marchar y habían recibido la advertencia que no se permitiría esa marcha. Bajaban por la calle de Lucio cuando lanzan los gases lacrimógenos y los garrotes y detención de alumnos. Ese día hacia mi cátedra en la Facultad de Derecho cuando me fueron a avisar que estaba detenido Juan José Rodríguez Prats que fue el líder estudiantil más destacado en el movimiento de 1968. Lo que hago es concluir la cátedra y venirme al centro. Iba caminando por la calle de Zamora cuando me llegó el olor a los gases lacrimógenos. Me di cuenta que había cometido un error, iba hacia la boca del lobo. Sin embargo, unos amigos míos me llevaron a un despacho y me mantuvieron durante muchas horas. ¿Por qué no fui encontrado cuando iba caminando por la calle de Zamora y parte de Enríquez? Porque pensaron que estaba en la facultad de derecho y me fueron a buscar ahí. Más tarde, salí ya de noche. Recuerdo muy bien que cuando estaba en la calle de Zamora y Mata, oí los pasos clásicos de un cuerpo del ejército marchando sobre el concreto. Me quedé parado, los dejé pasar y me dirigí a mi automóvil que lo había estacionado sobre la calle de Pino Suárez y me fui dando la vuelta por 20 de noviembre y llegué a Ávila Camacho y entré a mi casa.
¿Pasó mucho tiempo encerrado en su casa?
No salí de la casa
Lo que sucede es que cuando yo llego, la casa donde vivo está junto a la casa de mi suegro. Lo que hice fue llegar directamente a la casa de mi suegro que era ex gobernador de Veracruz (Antonio M. Quirasco) Al doctor Bringas lo detienen ilegalmenente pero no se atrevieron a detenerme a mí legalmente porque entonces sí hubiera peleado jurídicamente y les iba a ganar. No se atrevieron porque ellos sabían que tenían que librar una orden de cateo
¿Pero hablamos de un estado de derecho sui generis?
No se atrevieron, simplemente no se atrevieron a romper puertas y sacar a alguien de la casa de un ex gobernador y procurador.
¿Eso fue su salvoconducto?
No
¿Haberse refugiado en casa de un ex gobernador?
Pueden ser muchas cosas. Mira lo que pasa es que la gente no recuerda un hecho fundamental. Cuando yo fui juez penal fui cesado por el pleno del Tribunal Superior de Justicia, en la época que (Fernando) López Arias era gobernador. Fue un cese político. Tengo los detalles, no debo decirlo. ¿Qué hice? Me fui al amparo. Yo creo que fui el primer juez del país que se va a un juicio de amparo, lo gana, me reinstalan y ese mismo día renuncio. Le había dado un golpe terrible al Gobernador y no se iba a exponer a un segundo golpe y de la misma persona. Hay también ahí una consideración de conveniencia política. Dos veces golpeado por un mismo ciudadano era una prueba que había persecución. Hay las formas y eso debe cubrirse.
¿Cómo rehace la vida después de la represión?
Yo sigo. Es un asunto muy interesante. Como tú dijiste hay un momento que se decide pronunciar y hacer un mitin y pronunciar los discursos más importantes de todo el movimiento. En la asamblea de los máximos dirigentes se decide que hagamos uso de la palabra el doctor Bringas y yo. Por parte de los estudiantes Juan José Rodríguez Prats y otro al que se le decíamos Comandante. Ahí es cuando se hacen las proclamas más incendiarias, vamos a llamarle de esa manera, por el cambio de gobierno. ¿Qué pasó después? El doctor Bringas quedó lastimado porque no encontró cobijo entre los que habían sido sus compañeros ni en la estructura gubernamental. Fue un error de apreciación. Si ya había cambiado el gobierno (Habla del gobierno de Rafael Murillo Vidal, posterior al de López Arias), tender puentes era algo muy civilizado. Hay algo que la gente no sabe. El secretario de gobierno de López Arias, el maestro Rómulo Campillo. El tendió un puente muy interesante. Nos invitó al doctor Bringas, a Carlos Abreu, a Roberto Williams García y a mí a una charla con el gobernador. La tuvimos. Y aquí siento que el gobernador perdió una gran oportunidad.
¿Qué trataron?
Se trató de nuestras peticiones, pero qué hubiera hecho si hubiera sido gobernador. En lugar de rechazar de entrada las peticiones, lo cual era un mensaje de un gobierno autocrático que no admite que el otro diga por qué no vamos por este camino. La salida más lógica hubiera sido formar una comisión que se abocara a estudiar los puntos y llegar finalmente a una solución tranquila. El gobernador no lo planteó y nosotros tampoco tuvimos facultades para plantear nada.
¿Ustedes por qué van, por decisión personal o por decisión de asamblea?
Nosotros vamos porque le informamos a la asamblea que hemos sido invitados a dialogar. Se nos invitó a nosotros porque probablemente se consideraba que éramos la gente más representativa. Y así se hizo. La asamblea nos dijo claramente que no asumiéramos ningún compromiso que no fuera posible. La propuesta más viable y más sensata nunca se dio. Se rompió el diálogo y la siguiente parte fue la represión. ¿Qué pasa conmigo. Sigo siendo maestro de tiempo completo?
¿Cuántos días después de la represión pasan para que salga de su casa?
Más o menos 30 días.
¿Pero estaba enterado de la detención del doctor (Castañeda) Bringas?
Si estaba enterado de todo, de la detención del auto de formal prisión. ¿Después qué pasa?, el doctor Castañeda Bringas se abre, casi todos. La represión sí impacta
¿No la esperaban?
No la esperábamos. Pero nos reunimos Roberto Williams, Carlos Abreu y yo. Al platicar dijimos que no era justo que la lucha en la que se había participado y puesto tanto empeño no tuviera una conclusión más o menos feliz. Decidimos recorrer gran parte del estado y a los que habían sido representantes de los maestros y del personal docente y administrativo, de ellos obtuvimos una constancia donde nos nombraban sus representantes ante el Gobierno del Estado. Ya que tuvimos bastantes documentos que nos acreditaban como sus representantes, solicitamos una entrevista con el subsecretario Manuel Carbonell de la Hoz. Nos ostentábamos como lo que éramos representantes de personal docente y administrativo. Le dijimos claramente que queríamos pacíficamente lograr algunas de las conquistas por las que se habían luchado.
Él dijo que lo iba a acordar con el gobernador y al segundo o tercer día fuimos llamados y que planteáramos por escrito la solicitud. Y fueron analizadas por Triana Lara para ver si era factible de acreditar aquello que se necesitaba. Es cierto no accedió a todas las peticiones y se firmó un convenio. Ese fue el primer convenio entre el gobierno del estado y lo que después serían los sindicatos. Eso fue recibido con beneplácito por catedráticos, investigadores
Pudimos habernos convertido alguno de los tres en líderes magisteriales, sí. Pero nosotros consideramos que habiendo obtenido parte de lo solicitado ahí debería morir nuestra intervención.
No había por parte de nosotros un interés de liderar nada, nunca fue nuestra intención y fue bien recibido por todos los trabajadores de la UV.
La platica se detiene un momento. Parece, sólo parece, que los recuerdos lo hacen flaquear. La música de sinfónica se escucha de fondo en la dirección del Colegio de Veracruz. Hay tiempo para todo, incluso para recordar lo que fuimos y lo que somos.
Siempre queda la última pregunta antes de apagar la grabadora.
¿Valió la pena?
Sí. Porque era justa la lucha. El cambio que se dio fue resultado de aquel movimiento. No digo que exclusivamente del movimiento del 68, no. Las sociedades van cambiando. Acuñé una frase hace algún tiempo: lo único que no cambia es el cambio, porque el cambio es permanente.
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