A Pie de Calle: ¿Dónde estás Manuel?
Guillermo Manzano
El parque está en pleno centro de Xalapa.
Cuida, observa el edificio añejo que funge como ‘Biblioteca de la Ciudad’. Es
un pequeño triángulo. Confluyen las calles de Alfaro, González Ortega y Jesús
García. Su función es similar a la del resto de los parques. No importa el
espacio breve que tiene, ahí nos sentamos a platicar. Vemos las mañanas y las
tardes. Esperamos a la pareja. Hasta podemos recibir una cagada de paloma en
plena coronilla.
Como
todo parque que se respete tiene nombre: Manuel Maples Arce, insigne tuxpeño
que trajo a los estridentistas a Xalapa.
Ese grupo de artistas plásticos y
escritores asentados hace casi 100 años en esta tierra de niebla y llovizna.
Los
estridentistas fueron de todo, menos solemnes. Aún se recuerda ese ‘viva el
mole de guajolote’. Aún se hacen tesis sesudas y diletantes. Aún muchos
‘intelectuales’ se dicen especialistas del tema, del movimiento y hasta
descendientes bastardos de algún estridentista. Pero bueno, sabemos que las
garrapatas viven de chupar sangre. Y si viene del erario, mejor.
El
caso es que en 2007 se robaron el busto de Manuel Maples Arce. Ahí quedó la
base, con una placa que a las pocas semanas también se la robaron. Eran tiempos
de la ‘plenitud del pinche poder’. Por supuesto, no fue la única pieza que se
robaron. Prácticamente todas aquellas hechas de bronce fueron a parar a lugares
desconocidos e incognitos. Quizá en algún recóndito lugar donde aún, el
inmaculado brazo de la ley, no llega.
memobares/foto |
El
año pasado, dicen los vecinos del lugar, el Ayuntamiento les prometió un nuevo
busto de Manuel. Que antes de que terminaran su gestión la entregarían. Sería una pieza de cerámica. Bonita. Chingona.
Vamos, de esas piezas de arte que caracterizaron a la comuna anterior.
Pero
sólo llevaron una pieza de ‘lamina gruesa’ que se robaron a las pocas semanas.
Por supuesto que aún sigue vacío el espacio que debería sostener el pecho y
testa del vate tuxpeño.
Quizá
Manuel se encabronó y prefiero irse con los ladrones que estar recibiendo caca
de pájaros. Digo, en estos días los ladrones son personas honorables comparados
con los políticos y gobernantes jarochos. A lo mejor se cansó de ver los
besuqueos de los novios o los fajes nocturnos de jóvenes con mucho libido y
poco dinero para pagar el hotel.
Es
posible que Manuel se haya hartado de ser el miodromo de los parroquianos que
salen del bar colindante con ‘su plaza’. O de ser parapeto de algún cagón furtivo
que deja su recuerdo para encabronamiento del personal de limpia pública.
Nadie
sabe qué pasó con Manuel. Bueno, algunos sí deben saber porque para eso tienen el control de las
cámaras ‘de seguridad’. Pero ellos nunca nos dirán donde está. Quizá digan que
se fue ‘con la amiguita’ o ‘que no se compró un perro para que lo cuidara’. No
sé, la culpa debe ser de Manuel por no colocar ‘un sistema de alarmas ni haber
contratado personal privado de seguridad’.
De
todos modos y de cualquier forma. Cada vez que paso por ese espacio breve de
concreto y escasos árboles, siempre me hago la misma pregunta: ¿dónde estás
Manuel?
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