Vivir con miedo: la delincuencia se pasea por Jardines de Xalapa
Vivian
Martínez
Jardines
de Xalapa le robaron la tranquilidad. Una ola de violentos asaltos a plena luz
del día, con armas blancas y de fuego, azota esta colonia desde hace varios meses,
obligando a las familias a encerrarse en sus casas y edificios apenas llegan
del trabajo o la escuela, y a vivir con el temor de ser las siguientes
víctimas.
De acuerdo con testimonios de los propios vecinos –
que solicitaron el anonimato por temor a represalias – la delincuencia campea a
sus anchas por esta unidad habitacional, pues a pesar de que se ha incrementado
el número de policías que la vigilan – desde sus patrullas, claro está – se
siguen cometiendo asaltos violentos y vienen personas queriendo estafar a los
negocios con billetes falsos.
Los vecinos insisten en que los delincuentes les han
llegado de fuera. Al ser el paso para otras colonias más alejadas y populares,
como El Sumidero, se ha convertido en un blanco fácil. Para colmo, la zona despoblada
entre el centro comercial Walmart y los últimos edificios de la unidad está
llena de maleza y vegetación que se vuelve cobijo para los maleantes.
UNA CARTA SIN
RESPUESTA
El 20 de
marzo del año en curso, habitantes de la unidad habitacional dirigieron una
carta al secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, solicitando vigilancia
constante y permanente de policías. “Más aún – subrayaron - exigimos nuestro derecho a recibir
seguridad”.
En la misiva denunciaron una ola de asaltos a mano
armada a transeúntes y robos a casas; también, el acoso constante de
carteristas en las paradas de autobús de la avenida Joaquín Arroniz, que es el
acceso principal de la unidad habitacional.
Vivian Martínez/Foto |
Indicaron que los delitos suceden incluso a plena luz
del día, pero que son más frecuentes en las horas en que salen a trabajar o a dejar a sus hijos a la escuela – 7:30 a
9:00 de la mañana – y cuando regresan a descansar – 7:00 a 9:00 de la noche.
“No es justo que personas sin escrúpulos e indignos
(sic) de una sociedad civilizada nos despojen impunemente de lo que con tanto
esfuerzo logramos con nuestro trabajo”, subrayan en el escrito, el cual ha sido
fotocopiado y colocado en cada uno de los edificios que integran la colonia.
Junto a estas copias se han colocado también carteles como recordatorio a los
vecinos de que deben mantener el portón cerrado e indicar a sus visitas a que
hagan lo mismo para evitar “robos y lamentaciones”.
A pesar de la contundencia con la que se redactó la
carta, la seguridad no llegó a tiempo. El pasado martes 9 de junio, una joven
de 19 años vecina del edificio Palma F fue asaltada cuando llegaba a su casa
por un sujeto que la encañonó con una pistola. Cuando la víctima gritó para
solicitar el apoyo de su mamá que se encontraba en el interior de la vivienda,
el individuo disparó contra ambas aunque falló, por fortuna.
Los medios de comunicación que dieron a conocer esta
noticia destacaron que la asaltada resultó ser hija de un funcionario de la
Secretaría de Seguridad Pública, encargado del despacho de prensa. Vaya ironía.
TEMOR A TODAS
HORAS
“La gente
está temerosa”, asegura una vecina que pide el anonimato, precisamente para
evitar represalias. En los 20 años que tiene viviendo en Jardines de Xalapa,
nunca había padecido una zozobra similar, y afirma que esto tiene apenas unos
dos años.
“Nosotros solíamos salir en la mañana y en la tarde,
pero ahora ya no lo hacemos, y menos en la noche. Ha habido asaltos a todas horas.
Antes la reja la dejábamos así (sin candado) y ahora la tenemos que cerrar bien”,
lamenta y explica que en dos ocasiones le han cortado los candados y los cables
de su negocio, en la calle de Norberto Martínez, tratando de robarles.
Precisamente, han sido los comerciantes de la zona
quienes también han resentido la inseguridad, ya que constantemente han sufrido
asaltos. La pastelería Dauzón y una tiendita de abarrotes han sido visitadas
por los delincuentes en el último año, según los testimonios.
Aunque en los días recientes se observa la presencia
de patrullas de la policía estatal por las calles de Jardines de Xalapa, los
delitos se siguen cometiendo. Y uno de los aliados de los maleantes es el “monte”,
esa zona despoblada entre el centro comercial Walmart y los últimos edificios
de la unidad, donde la vegetación crece sin control.
La vecina entrevistada ha visto pasar corriendo a
varios delincuentes e internarse en el monte, hasta donde los patrulleros no
los siguen. Otros aseguran que se han encontrado en esa parte bolsas de mano y
otras pertenencias, quizá restos de los botines de la delincuencia.
Otro vecino afirma que la presencia de la policía no
le da la más mínima confianza, y que no sabe a quién acudir en caso de ser
asaltado porque los mismos policías están coludidos con los delincuentes,
afirma.
Otra de las comerciantes cuenta que hace unos días un
muchacho pretendió pagar mercancía con un billete falso de mil pesos. Cuando se
percató y le reclamó, el joven huyó, pero fue capturado por la policía.
“NO SON DE AQUÍ”
Los vecinos aseguran que no conocen a quienes andan
asolando la zona. Dicen que algunos son jóvenes y otros no tanto. Operan en
grupos portando armas blancas, como cuchillos, y se enfocan principalmente en
los negocios. El colmo es que lo hacen a plena luz del día.
Vivian Martínez/foto |
Con este modus operandi cinco sujetos sometieron al
joven empleado de una las tienditas de la zona para saquear todas las ganancias
del día. La voz se corre y el terror se esparce.
A raíz de esta imparable ola de violencia, se han
organizado juntas en las que se discuten las medidas a tomar para evitar ser
víctimas de los maleantes. Se intercambian teléfonos, se designan monitores y
hasta se organizan cursos de defensa personal, sobre todo para mujeres. Caminar
sola para salir o llegar a casa se ha convertido en una pesadilla.
Otros vecinos entrevistados han corrido con suerte,
pues nunca han sido asaltados. Sin embargo reconocen que viven con el temor de
que “algún día les toque”. “Si algo llegara a pasar, bajo inmediatamente la
cortina y me meto a la casa”, promete la dueña de un changarrito de comida cuyo
negocio está en la parte de enfrente de su casa.
El saldo de la incursión de la delincuencia en este
rincón de Xalapa es la pérdida de la tranquilidad. Esto es lo que le han
robado. Uno de los testimonios es contundente: “Antes la gente se paseaba a las
10, 11 de la noche. Ahora desde que llegas a tu casa, a las 9 de la noche o
antes, te encierras. Ya no se puede estar así”.
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