Contexto de violencia contra las mujeres
Estela Casados González
361 mujeres fueron asesinadas en el estado de Veracruz del 1 de enero al 30
de noviembre de 2018; esto de acuerdo con datos oficiales expuestos por el
Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En promedio,
32 veracruzanas fueron asesinadas cada mes durante el periodo citado.
En diciembre pasado, 19 ciudadanas fueron asesinadas en nuestra entidad,
según lo informado por la Fiscalía General del estado de Veracruz en voz de su
titular. En total, a 380 veracruzanas les fue arrebatada la vida en 2018.
Todo esto ha ocurrido en medio de una declaratoria de Alerta de Violencia
de Género contra las Mujeres por el delito de Feminicidio, emitida por el
gobierno federal el 23 de noviembre de 2016. Desde entonces, la ausencia de un
mecanismo coordinado, sólido y bien articulado para atender esta emergencia ha
cobrado más vidas cada año ante la indolencia de los tres poderes locales y el
gobierno federal.
Con ello vemos que los asesinatos de mujeres son un crimen de Estado, dada
la impunidad generada, la nula efectividad para detener el incremento de estos
delitos y sancionarlos debidamente. Apenas se ha disimulado el desdén por la
vida de las veracruzanas. Ello ha sido una constante del gobierno veracruzano.
Los mismos datos oficiales nos dan cuenta de ello:
En 2011, por ejemplo, la entonces Procuraduría General de Justicia del
estado de Veracruz emitió un reporte detallado e informó que en la primera
década del siglo XXI, la cual comprende los sexenios de Miguel Alemán y Fidel Herrera,
fueron registrados 728 casos de asesinatos de mujeres.
Para 2016, último año del sexenio de Javier Duarte de Ochoa, la Secretaría
de Gobernación, el Instituto Nacional de las Mujeres y ONU Mujeres, reportaron
que en Veracruz fueron asesinadas 137 ciudadanas.
Así, cada año y, sobre todo, el inicio de cada administración gubernamental
en Veracruz, se caracteriza por un mortal incremento en la violencia hacia las
mujeres.
No es con capacitaciones al funcionariado o con campañas en redes sociales
en el marco del llamado Día Naranja, que se erradicará la violencia contra las
veracruzanas.
Celebro que al inicio de la presente administración diferentes actoras y
actores políticos hayan incluido en sus discursos y declaraciones públicas, el
reclamo por el esclarecimiento de los feminicidios. Las veracruzanas les
exigimos que vayan más allá del golpeteo entre partidos. Eso no salva vidas.
Las acciones coordinadas a favor de las mujeres, sí.
Dada la tendencia histórica que presentan los registros oficiales sobre los
asesinatos de mujeres en Veracruz, 2019 no pinta nada bien para nosotras.
Como ciudadanas, exigimos que hagan su trabajo. El periodo electoral ya
pasó. La ciudadanía necesita sentirse a salvo. Los partidos que integran los
tres poderes de gobierno y que conforman el mosaico político en los ámbitos municipal,
estatal y federal, no conseguirán más votos riñendo entre sí, mientras asesinan
a las ciudadanas.
2018 cobró la vida de muchas veracruzanas, mientras los presupuestos y el
quehacer político se concentraban en perpetuar el poder partidista o conseguir
el relevo gubernamental. Nos quedó muy claro que las prioridades fueron otras.
No queremos que esta situación se repita.
Las veracruzanas exigimos acciones efectivas que nos permitan vivir con
dignidad, sin violencia y sin miedo, más allá de los intereses de los partidos
políticos y sus planes de cara a próximas elecciones.
Es urgente que se retomen las medidas de seguridad, prevención, justicia y
reparación indicadas por la Secretaría de Gobernación en la declaratoria de
Alerta de Violencia de Género emitida para Veracruz en 2016.
No esperemos hasta que se concrete una estrategia nacional para atender la
violencia en México. Urge se implemente una estrategia de seguridad específica
para Veracruz, que responda a las sentidas necesidades de la población de
nuestro estado; lo cual, por cierto, no se ha hecho antes.
Rechazamos las acciones aisladas, sin coordinación, de los poderes y
órdenes de gobierno. Necesitamos de trabajo articulado y con presupuesto
suficiente y etiquetado. La vida de las mujeres lo vale. Cualquier dinero es
poco si permite salvaguardar la vida de las mexicanas.
También la sociedad civil tiene un papel fundamental. Debe hacer suya la
erradicación de la violencia y todas las prácticas que van desde el comentario
misógino hasta el feminicidio.
La violencia y los crímenes contra las mujeres no son asunto que debemos
combatir solo las feministas, sino la sociedad en su conjunto. De no hacerlo,
ni en 2019 ni en los siguientes años atestiguaremos transformación alguna.
Jamás México sin
nosotras.
Porque vivas nos
queremos.
Gracias.
Texto leído el 25 de enero de 2019 en el evento
Cero tolerancia a la violencia contra las mujeres y niñas en Veracruz
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