A Pie de Calle: Día del padre



Es curioso como algunas escuelas siguen reforzando los estereotipos y roles de género sin considerar las nuevas realidades. Siguen ‘festejando’ el ‘día de la madre’ y ‘el día del padre’ por separado. Ignoran –pese a que muchos docentes viven esta realidad- a las familias monoparentales.
    ¿Cómo celebran ‘el día del padre’ las mujeres que jefaturan un hogar? ¿Cómo celebran el ‘día de la madre’ el casi millón de varones en el país que no tienen pareja dentro del hogar? Dirá Usted: no tienen por qué celebrarlo si el padre no es madre y viceversa. ¿Y si mejor cancelamos ‘las celebraciones’?
    Pero bueno, la realidad es otra (al menos en Xalapa).  Mientras en el festival escolar para las madres, niñas y niños muestran sus habilidades artísticas para orgullo de las mamás, en la festividad paterna, los varones son sometidos a pruebas físicas para mostrar a sus hijas e hijos las habilidades que ‘debe tener un hombre’. Pero, ¿qué pasa con los padres con alguna discapacidad física que no pueden competir para demostrar su hombría? ¿Son menos que los otros, porque no pueden correr, brincar o patear una pelota?
    O los que ‘llegaron’ a la paternidad en ‘una edad madura’, ¿cómo competir contra los jóvenes veinteañeros? ¿Cómo queda ante el hijo? Como un perdedor. ¿Cómo ante la hija? Como alguien que no podrá defenderla.

    Si por prudencia decide no participar en ‘las actividades lúdicas’ so riesgo de un torzón en cualquier músculo que desconoce de su cuerpo, ¿qué dirán los hijos? ‘Mi papá no participa porque está viejito’.
    Desconozco desde cuando se arraigó esta forma de ‘celebrar’ a los padres. Pero sin duda, no es la mejor opción para por ser una práctica excluyente y discriminatoria.
    Es como si el 15 de mayo festejáramos al magisterio con pruebas físicas y de cultura general. Habrá algunos que nos reciten algunos poemas de Blake o que teoricen sobre los anillos de Saturno. Otros, quizá, puedan correr 100 metros planos en menos de 10 segundos. Pero habrá un número significativo de maestras y maestros que no puedan solventar exitosamente estas actividades. ¿Por qué nosotros sí tenemos que competir?
    Nosotros los celebramos por ser docentes. Por el trabajo invaluable que realizan y porque siempre será mejor dignificar la imagen del magisterio ante la sociedad, que adorar dogmáticamente a un político.
    Ojalá aquellos a quienes les confiamos a nuestros hijos, piensen un poco en lo que representa la figura paterna en un menor. Ridiculizarla con el pretexto de ‘convivir’, sólo muestra la ignorancia de las nuevas realidades.
 Celebremos a las madres y a los padres por igual, porque nosotros, celebramos y reconocemos al magisterio sin calificar si son buenos o malos. Aptos o no, atléticos o adiposos, delgadas o gordas.
    Nosotros, los respetamos. ¿Acaso es mucho pedir un poco de reciprocidad? Sean pues estas líneas un pretexto para poder seguir viendo el mundo… a Pie de Calle. (gm)


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