A Pie de calle: patrimonio histórico natural
Guillermo
Manzano
Caminar por Xalapa nos puede llevar a
lugares inesperados. No se trata de buscar a la Maga en París. Es dejarse llevar por la inercia de
los pies. Dejarlos que caminen y encuentren lo que buscamos y que aún no
sabemos. Es sorpresa y asombro. Es observar lo que miramos a diario. Es conocer
la ciudad.
Al
Este de la ciudad se ubica la ‘estación nueva’. Referente anacrónico de un
Xalapa que ya se fue. De esos años sólo nos queda el ‘Calvario-Estación’.
Llegar
es fácil porque ahí se establecieron hace décadas dos instituciones educativas:
la Federal 1 y el CBTIS 13. Por cierto, la primera generación de la Federal 3,
esa que entró en 1978 o algo así, también anduvo por esos rumbos.
Al
final de la avenida Miguel Alemán se encuentra una glorieta. El centro lo ocupa
un monumento y una estatua de uno de los presidente más corruptos que ha tenido
México. Cuyo hijo mostró en Veracruz que la genética no miente: también resultó
ladrón.
Ese
espacio verde sirvió de ring para dirimir diferencias. De campo de juego. De
espacio de iniciación sexual. De las primeras ‘reflexiones’ que buscan
encontrar formas terrenales en las nubes. De cantina, bar y congal.
Pero
también sirvió y sirve para recreación y esparcimiento de familias. Espacio
seguro para los juegos infantiles. A últimas fechas hasta de escuela de
adiestramiento canino. Todo eso y lo que se acumule en estos días.
La
añoranza también mueve los pies y ellos ahí me llevaron. La basura contrasta
con el verde del pasto. La corona marchita del último homenaje al sátrapa aún
está ahí. Unos niños corren tras un balón. Gritan y juegan. Corren y patean la
pelota. Dos o tres parejas platican. Nada cambia en apariencia.
memobares/foto |
De
pronto una placa de concreto enterrada bajo un árbol llama la atención. Ahí,
sucia y abandonada se logra leer con cierta dificultad la leyenda: Patrimonio
Histórico Natural. Según decreto ¿5? De julio de 2001. De ‘eso’ se
responsabiliza el Ayuntamiento de la época. Ese que fue presidido por un
personaje adiposo y siniestro vinculado a toda la mierda y lacras que
existieron y prevalecen en Veracruz.
¿Qué determina que un espacio sea decretado
monumento histórico natural?, ¿qué implicaciones lleva con relación a su
mantenimiento, preservación y difusión? Las preguntas parten de mi ignorancia
que puede ser compartida o privada. Por eso no hay que preocuparnos.
Pero
llama la atención que autoridades ‘decreten’ cualquier cosa como si no hubiese
responsabilidades al hacerlo. El poder público y privado en nuestro país está
acostumbrado al exceso. A las excentricidades y ocurrencias. Con las diferencia
que el primero nos cuesta a los contribuyentes y el segundo, a veces también.
En
este contexto podemos pedir que las cantinas y puteros donde los ‘pro hombres
del poder’ acuden o acudieron también habrá que decretarlos monumentos
históricos. Porque lo único memorable de este monumento que hoy nos ocupa, fue
la madriza que le metieron al ‘Colorado’. Quien por cierto al paso de los años
se volvió alfil del regordete en sus negocios turbios.
Lo
bueno de lo malo es que la gente que acude a la glorieta, poco o nada le
importa lo que sus gobiernos hagan. Ese espacio es suyo y nuestro. Tuyo y mío.
Porque cada quién tiene sus recuerdos y los pies nos llevan a ellos.
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