A Pie de Calle: El hisopo asesino
Guillermo Manzano A costado. La cabeza de lado. Tufillo a sangre. Medicamentos. Olores fuertes y combinados. La mujer se acercó. Una mano ocupada con unas pinzas largas y delgadas. La otra con un aditamento con luz. “No se mueva”, me dijo. Sentí cómo entraba ‘algo’ en mi oído izquierdo. Luego percibí y escuché cómo salía poco a poco ‘eso’ que traía adentro… ¿Cómo carajos llegué ahí? Dos horas antes había terminado de bañarme. Listo para iniciar el día. Ya había tomado mis tres reglamentarias tazas de café. No faltaba nada. Sólo salir al mundo. ¿En qué momento lo pensé? No sé. El caso es que tomé un cotonete y lo introduje en el oído izquierdo. ¡Madres!, el algodón se desprendió del tubito de plástico. Sereno y tranquilo pedí a la hija que me auxiliara. Saqué de la navaja suiza el ‘quemabachas’. La instrucción fue precisa: “con cuidado saca el algodón del oído”. No pudo. Menos sereno fui a la clínica del IMSS que está a escasos 200 metros de casa. La enfe