NO SEREMOS EXCUSADOS.
Magno Garcimarrero Ochoa Nos cuenta la historia que el inodoro, tal como lo conocemos ahora y del cual tenemos uno al pie de nuestra recámara y otros cuantos diseminados por nuestra casa, fue inventado en Gran Bretaña utilizando el sistema de sifón de agua para evitar los malos olores, habiéndose instalado el primero en los aposentos de la reina Victoria en el año de 1860. Pero a esta tierra jarocha y bendita llegó después de terminada la segunda guerra mundial, o sea apenas unos sesenta años y no más. ¡Antes la cagábamos de otro modo! A los que ahora recién nos está jubilando la patria, nos tocó en la no muy lejana infancia cruzar el patio para ir al excusado de hoyo, guiados por el aroma y alumbrados con un candil. Como el papel higiénico tampoco había llegado, el aseo se hacía con papel de estraza en el que había venido envuelto el pan, o con periódico arrugadito y letrado. Tal vez por eso muchos abrazamos la carrera de las letras en memoria de las letrinas. Las heces feca